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Educar en la puntualidad



Es probable que el horario entre el despertar y llegar al colegio en algunas familias sea “todo un alboroto” y que educar en la puntualidad a los niños sea complejo, por el tiempo que les toma vestirse, desayunar, lavarse los dientes, tomar la lonchera, o subir la mochila al auto.

Según defiende la Real Academia de la Lengua española, la puntualidad es el cuidado y diligencia en hacer las cosas a su debido tiempo. Por eso se le debe de dar valor de cara a los niños, educarlos en la puntualidad significará un compromiso para ellos en realizar la tareas/consignas a tiempo o en el momento que se han notificado y evitar el “ahorita”.


Educar en la puntualidad va más allá que llegar a tiempo a la escuela.


Tiene que ver con valores como la responsabilidad, respeto, gratitud, organización, priorización, autogestión, entre otras virtudes a fortalecer en nuestros niños.


Uno de los fundamentos para la puntualidad se basa en que todo momento o situación en la vida, una cita medica o con amigos, asistencia a una fiesta de cumpleaños, tiene la importancia suficiente y requiere nuestra atención y, por tanto, nuestro compromiso desde el minuto uno con esa situación.

Pese a que toda situación es importante, no todas tienen la misma importancia, por lo que también es necesario enseñar a los niños para que sepan otorgar prioridades ante las tareas que les toca realizar, seguro que para ellos es más importante jugar con el video juego o ver su programa favorito, pero eso va a poderse realizar en otro momento, ya que habrá que cumplir la consigna, llegar a tiempo de una cita, estudiar o llegar a la escuela, es decir el niño comprenderá que no todas las actividades tendrán el mismo orden de importancia, por lo que debemos hacerle saber qué deberán realizar primero.

Les dejo algunos “tips” con los que pueden promover la puntualidad:

  • Conversar sobre la importancia de la puntualidad y sus implicaciones.

  • Hacerles saber que las distracciones les llevarán a no conseguir la meta de ser puntuales.

  • Crear rutinas donde el niño pueda verificar qué sigue y conocer la prioridad

  • Crear el hábito de organización y anticipación, por ejemplo: elegir la ropa la noche anterior, identificar un lugar para la mochila donde sea rápido encontrarla por la mañana, etc.

  • Definir el horario más adecuado para irse a dormir para despertar descansado e iniciar el día de buen humor y puntual.

  • Enseñarles a usar el despertador aún con los más pequeños.

  • Promover el trabajo con tiempo determinado y asegurarse que concluyan la consigna/tarea/actividad.

  • Hacerles saber los horarios y los tiempos de traslado para que ellos comprendan que deben apresurarse.

Les comparto este video, como un recurso para conversar con los niños: “Mario tiene un problema”


Recordemos que esto no se logra a la primera, es importante considerar que es un proceso que deberá llevar un seguimiento constante de nuestra parte y que los niños requieren un periodo de aprendizaje para lograr la habilidad y construir el hábito. Si estas estrategias no te funcionan, acércate con nosotros para juntos encontrar alguna más.

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